No...
ni es cielo ni es azul,
ni es cierto tu candor,
ni al fin tu juventud.
Tú compras el carmÃn
y el pote de rubor
que tiembla en tus mejillas,
y ojeras con verdÃn
para llenar de amor
tu máscara de arcilla.
Tú,
que tÃmida y fatal
te arreglas el dolor
después de sollozar,
sabrás cómo te amé,
un dÃa al despertar
sin fe ni maquillaje,
ya lista para el viaje
que desciende hasta el color final...
Mentiras...
son mentiras tu virtud,
tu amor y tu bondad
y al fin tu juventud.
Mentiras...
¡te maquillaste el corazón!
¡Mentiras sin piedad!
¡Qué lástima de amor!