La forma de la guitarra ha variado a traves de los siglos. Aparte del número de cuerdas, el instrumento en sà ha ido progresivamente adáptadose a las necesidades del intérprete hasta llegar a la forma actual.
Las maderas empleadas en su fabricación son las de palosanto de la India o de RÃo, abeto, cedro del Canadá, pino, ciprés y ébano principalmente, dependiendo del tipo de guitarra (clásica o flamenca).
La guitarra se compone esencialmente de la caja de resonancia, el mástil, el puente, el diapasón, los trastes y el clavijero.
La caja de resonancia esta constituida por el fondo, la tapa armónica y los aros. El fondo y la tapa armónica son planos. El fondo es de palosanto mientras que la tapa puede ser de pino, abeto, cedro o incluso ciprés. La tapa armónica se halla perforada en su parte intermedia por un agujero llamado boca o tarraja, está reforzada por siete (más o menos depende del constructor) delgadas barras de madera llamadas varetas dispuestas en la parte interior y con forma de abanico. Los aros son dos largas y estrechas piezas de palosanto curvadas a fuego y que se unen en los extremos superior e inferior de la caja. La unión de los aros se asegura en el interior con dos tacos de madera colocados uno en la base del mango y otro en la parte opuesta.
Además los aros se refuerzan a lo largo de su parte interna con dos tiras de madera llamadas tapajuntas.
El mango será de madera de palosanto o cedro y está compuesto por el clavijero, el mástil y la quilla o zoque. Antiguamente las clavijas eran insertadas directamente en la madera del clavijero pero actualmente todos los constructores utilizan clavijeros mecánicos. Estos clavijeros que tienen dos cortes verticales, están preparados para recibir los huesos, pequeñas piezas en las que se enrollan las cuerdas. Las clavijas metálicas quedan fuera y sirven para tensar las cuerdas y asà afinar el instrumento. El mástil, la parte más larga del mango, se cubre con el diapasón, trozo de madera sobre el que pisan con los dedos las cuerdas de la guitarra. La quilla o zoque es la base del mango que se fija a la caja de resonancia.
Una vez encolados todos los elementos que componen la caja de resonancia, se unen ésta y el mango y se colocan los refuerzos a lo largo del contorno de las dos tapas, en el centro del fondo y en las uniones inferiores y superiores de los aros. Después se coloca el diapasón que suele ser de palosanto o ébano. Entre el mástil y el clavijero se coloca la cejuela para apoyo y separación de las cuerdas, suele ser de marfil, de hueso o de plástico o incluso de metal, dependiendo de la calidad de la guitarra. Al tener todos los elementos ensamblados está lista para el barnizado.
Existen dos formas de barnizado, una que se da con goma laca a mano y que es más costosa y tiene mucho más trabajo, y la otra que es dando el barniz simplemente con una pistola a base de poliuretano que seca rápidamente; esta última tiene el inconveniente que el barniz se coloca como una placa a la caja de resonancia restándole sonido.
La última operación y quizás la más delicada consiste en el aplanado del diapasón y la colocación de los trastes, los cuales suelen ser de alpaca o latón. Un perfecto trasteado es de importancia fundamental ya que de él depende la justeza en la afinación. Finalmente se coloca el puente en la parte inferior de la tapa armónica, suele éste ser de palosanto y es donde va encordada la guitarra en este extremo. Posteriormente se colocan las clavijas y se procede al encordado del instrumento. Antiguamente las cuerdas eran de tripa, actualmente son de nylon.
La afinación de las seis cuerdas es la siguiente
Primera Mi - Segunda Si - Tercera Sol - Cuarta Re - Quinta La - Sexta Mi
Sus orÃgenes no son muy claros, numerosos instrumentos del mismo tipo eran utilizados en la antigüedad, se han descubierto representaciones en bajorrelieves asirios e hititas que se remontan a 1000 años antes de nuestra era. No obstante, el nombre de guitarra provendrÃa de instrumentos sin mango (kettarah) y esto ha dado lugar a suponer que la guitarra deriva de las cÃtaras griegas y romanas, a las cuales se les habrÃa adjuntado un mango al comienzo de nuestra era.
Sea como sea desde los siglos XI o XII existen dos tipos de "guitarres" o " guiternes": la morisca de forma ovalada emparentada con la mondora (siglos XIV-XVIII) y con la familia de las laudes, asà como con la mandolina; la latina (guitarra latina) de fondo plano, como la guitarra actual con lados y perfiles que unen la tapa con el fondo. La primera ira a favor de origen oriental (una especie de laúd asirio, pasando por Pérsia y Arabia, habrÃa conquistado España sobre la dominación árabe); la segunda, a favor de un origen greco-latino. Uno y otro tipo están representados en las miniaturas de las Cantigas de Santa MarÃa de Alfonso X el sabio (1270). En el siglo XIV, Macheau y Eustache Deschamps citan la "guiterna" sin precisar el tipo, pero parece que se trata de la guitarra "latina" pues su hermana moresca habÃa derivado en la "mandora".
En siglo XVI aparece una literatura muy rica cuya gran producción se centra en España.En esta época aparece una guitarra de cinco cuerdas cuya aportación se debe al poeta y músico andaluz Vicente MartÃnez Espiel, nacido en Ronda (Málaga) en el año 1550.
El portugués Nicola Doici de Velasco, publicó, en el año 1630 su Nuevo método por cifra para tañer guitarra de cinco cuerdas, el más antiguo de cuantos se conocen, y en el cual se da un mensaje extraordinario: " En Francia, Italia y demás paÃses, a la guitarra se le llama española desde que Espinel puso la quinta cuerda, quedando tan perfecta como el laúd, al arpa, la tiorba y el clavicordio y aún más abundante que éstos ".
La guitarra adquirió gran importancia debido a la aportación de Gaspar Sanz, (1640-1710) compositor aragonés que gracias a su obra" Instrucción de música sobre la guitarra española"supuso un gran aporte a la guitarra barroca.
El siglo XVIII trajo consigo gran evolución en la guitarra. Tal vez la modificación más transcendente fue con la aparición de la sexta cuerda.
En el año 1760, fray Miguel GarcÃa, conocido como el padre Basilio, presento por vez primera una guitarra de seis cuerdas, siento éste el primer músico en escribir música para guitarra en notación musical moderna.
Como consecuencia del enriquecimiento musical que adquirió la guitarra de seis cuerdas, al final del siglo XVIII aparecieron grandes concertistas en el arte de tañer la guitarra como:
Fernando Carulli (1770-1849), gran clásico de la guitarra, que compuso más de trescientas obras y escribió un tratado de armonÃa, publicado en el año 1825.
Dionisio Aguado (1778-1849) gran estudioso de la digitación, nación en Madrid y fue discÃpulo del padre Basilio; su método aún está en vigor.
Fernando Sor (1778-1839) catalán, dio prestigio universal a la guitarra; se le llamaba en "Beethoven" del instrumento.
Francisco Tárrega (1854-1909) nació en Castellón. Demostró por primera vez todas las posibilidades musicales de la guitarra, sus composiciones son de una armonización magnifica y movió a los músicos más importantes a componer para guitarra. Los conocimientos que Tárrega extrajo de la guitarra fueron recogidos y ampliados por el más ilustre maestro de nuestros tiempos Andrés Segovia, (1893-1987)que nació en Linares (Jaén), con su gran talento y amor a la guitarra, llevo la guitarra a todos los conservatorios del mundo y las grandes salas de conciertos.
En el siglo XIX pese a la gran evolución que experimento la guitarra respecto a su construcción, su aspecto musical quedó afectado por la crisis ocasionada por la aparición del piano, instrumento que se tomo como patrón y entonces rara vez se le veÃa donde hubiera música seria y tocar la guitarra quedó relegado a una actividad de pasatiempo.